Flick se encuentra en una situación difícil con Gavi y no sabe cómo resolverla.
El jugador andaluz ha sido amonestado en tres de los últimos cuatro partidos. Flick se dedica a reducir la complejidad sin sacrificar la identidad del proyecto. "Me quejé de que los árbitros no son justos conmigo".
La tarjeta roja de Fermín en Sevilla y la acción de Barrios en el partido Atlético-Celta del sábado han alertado al FC Barcelona sobre las sanciones que se están imponiendo por entradas de esa naturaleza en LaLiga. Y en ese entorno es donde Gavi se involucra directamente. La semana pasada, el jugador andaluz confesó que acordó su modificación en el Sánchez Pizjuán con Hansi Flick para evitar problemas innecesarios. Además, expresó su descontento por la falta de consideración de los árbitros hacia él.
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Sin embargo, es innegable que Gavi es un jugador con mucha pasión. Siempre se compromete al máximo en la disputa por el balón, sin importar las repercusiones. En ocasiones se arriesga el cuerpo sin sufrir ninguna repercusión. En otras ocasiones, acude de inmediato al hospital, tal como lo hizo en el día del partido contra el Alavés. En ciertos momentos, el equipo queda expuesto, tal como sucedió en el estadio Sánchez Pizjuán. En sus últimos cuatro encuentros (contra Benfica, Alavés y Sevilla), ha recibido tres tarjetas.
La progresión excelente desde que volvió a jugar se vio interrumpida por la conmoción sufrida en el partido contra los vitorianos y la amonestación en Nervión. En la semifinal y final de la Supercopa de Yeda, tuvo un papel fundamental al anotar un gol y dar una asistencia frente al Athletic, además de ser decisivo al provocar el penalti que llevó al 1-2 en el encuentro definitivo. En el encuentro de la Copa contra el Betis, el equipo volvió a mostrar un gran nivel de juego. Mi desempeño fue notable en el encuentro final del año contra el Atlético de Madrid.
Dada la situación con los arbitrajes, Flick enfrenta un desafío complicado: controlar el temperamento de Gavi sin que esto afecte su estilo de juego característico. No es sencillo, ya que ese modus operandi de actuar sin malicia pero con determinación está arraigado en su naturaleza como deportista. Quizás al arrancarlo, se podría perder algo en el trayecto. El jugador joven es consciente de que su energía a veces puede perjudicar su tiempo en el campo, como ocurrió en Sevilla. Por lo tanto, está trabajando activamente para mejorar en este aspecto. Según varios testigos y el propio jugador, ha logrado controlar sus impulsos, algo que era evidente desde que jugaba en divisiones inferiores. Todo sigue un proceso.