Atlético de Madrid inició el partido con una anotación de Julián Álvarez; sin embargo, Barcelona logró revertir la situación y se llevó la victoria.

 


Atlético de Madrid inició el partido con una anotación de Julián Álvarez; sin embargo, Barcelona logró revertir la situación y se llevó la victoria. 

En el minuto 91 y medio, con el empate 2-2 ya establecido tras haber superado el Barcelona un 2-0 adverso, Lamine Yamal intentó un tiro que impactó en Reinildo Mandava y superó a Jan Oblak, estableciendo el 2-3 en un contexto de desasosiego para el Atlético de Madrid, mientras que la celebración estalló entre los jugadores del Barcelona, quienes aumentarían la ventaja con el segundo tanto de Ferran Torres, situándose como líderes y favoritos en LaLiga, incluso teniendo un partido pendiente. Antes, lograron igualar el marcador a 2-0 en apenas seis minutos, con un potente zurdazo de Robert Lewandowski y un cabezazo de Ferran Torres, revirtiendo así una situación desfavorable y frustrando al Atlético de Madrid, que hasta ese momento disfrutaba de una clara ventaja gracias a Julián Álvarez y Alexander Sorloth, sin prever que las condiciones se complicarían aún más. El 2-3 a favor de Lamine Yamal y el 2-4 de Ferran Torres dejaron al Atlético a cuatro puntos del equipo culé, siete si los azulgranas ganan el partido pendiente ante Osasuna, y del Real Madrid. El equipo barcelonista mantiene el control de la situación. Esto es significativo, especialmente en un encuentro en el Metropolitano, donde logró su séptima victoria consecutiva tras una segunda mitad repleta de carácter y habilidad. El conjunto culé comenzó dominando. En el primer cuarto de hora, registró un 70 por ciento de posesión. Lamine Yamal, un jugador excepcional, se destacó como un extremo incisivo. Generó una sensación de desequilibrio en su equipo y provocó inquietud constante en el rival, que estuvo respaldado por la velocidad de Reinildo y la asistencia de Lino.  El Atlético de Madrid respiró aliviado cuando su primera oportunidad se fue desviada, aunque su control sobre el balón fue efectivo. Su combinación con Raphinha evidenció el talento colectivo del Barcelona. Nadie pudo interponerse ante el Atlético. Debido a la velocidad, precisión y el momento preciso en que ejecutan cada acción al jugar en conjunto. Cuando disparó a portería con la pierna derecha, enviando el balón al poste contrario, dejó en silencio al Metropolitano. Rozó la madera. No obstante, prácticamente al finalizar la primera mitad, un potente tiro de Lewandowski impactó con el travesaño, mientras el partido permanecía empatado 0-0. Con lo que el Atlético empezó a crecer, tras un comienzo complicado, soportando la presión de los azulgranas, Diego Simeone agitó sus brazos pidiendo calma hasta que se lograron ajustar en el campo, ocupando mejor las posiciones defensivas y sintiéndose más capacitados para responder al juego. Se acercaron al partido que deseaban, con una defensa sólida y limitando los espacios para la creatividad y el juego del Barcelona, aislando a Lamine Yamal y Raphinha de las condiciones que favorecen sus regateos, pases y visión de juego. Demasiado alejados del área. Un triunfo claro para el Atlético de Madrid, que además reaccionó en cada línea, liderado por un Pablo Barrios que mostró naturalidad y madurez, y con cada acción del equipo encabezado por Julián Álvarez, un delantero excepcional. El Atlético golpeó. En uno de los numerosos balones largos enviados por Oblak, muy preparado por Simeone y buscando anticiparse con un cabezazo de Reinildo en el flanco izquierdo del ataque, desencadenó el partido. El cabezazo fue continuado por el desmarque de Griezmann, que apareció veloz por el lado derecho, y el pase cruzado del francés hacia el argentino que permitió el gol de Julián Álvarez. Este representó el vigésimo tercer tanto de la temporada del atacante argentino. Un excelente gol en cinco toques y 13 segundos. Desde el saque de Oblak al cabezazo de Reinildo, al pase de Griezmann con la izquierda, a la asistencia de Giuliano con la derecha, culminando con el tiro final de Julián Álvarez. No existió fuera de juego del francés, dado que Íñigo Martínez permanecía estático. No fue la primera vez que ocurrió durante el encuentro. El Atlético se colocó 1-0 adelante con un 35 por ciento de posesión. El Barcelona necesitaba más.  Más como colectivo, más de Lamine, de Raphinha, de Pedri y Casadó, quien reemplazó a De Jong, que no pudo jugar por una indisposición de último momento, y de Dani Olmo.  La ‘reaparición’ de Lamine, en el minuto 50, provocó un sobresalto en el Atlético, esta vez su tiro con la derecha se fue desviado, aunque fue más impresionante que antes, mientras el Barcelona asumía completamente el control del balón. El Atlético tenía una estrategia clara. Con el desgaste del derbi contra el Real Madrid del miércoles (repetido en nueve posiciones, con las ausencias de Le Normand y Lino), al verse en ventaja en el marcador y enfrentándose a un equipo como el Barcelona, se replegaron atrás, multiplicándose y lanzándose al contraataque, con Julián Álvarez corriendo y un córner que impactó en el travesaño, y Giuliano Simeone generando clara amenaza. Sin embargo, el Barcelona obligó al Atlético a retroceder cada vez más, generando más presión, acercándose al límite en cada detalle. Simeone se percató de esta situación. El cambio fue lo inusual. No la sustitución de Lino por Gallagher, que se esperaba; sino la decisión de reemplazar a Griezmann por Julián Álvarez. Esto no fue bien recibido por el público, que murmuró.  Precisamente, el atacante noruego se encargó de marcar el 2-0, ya en el minuto 69, en uno de esos balones largos, en este caso de Barrios, que desgastan la defensa del Barcelona cuando no está tan ajustada como debería. Gallagher corrió y asistió a Sorloth, quien finalizó en el área sin oposición. ¿Era este el final? No, y todavía menos ante el Barcelona, que respondió en la jugada siguiente con un potente zurdazo de Lewandowski que fue inalcanzable para Oblak. El 2-1. Quedaba mucho por jugar. Aún había más sufrimiento por delante para el Atlético. En el minuto 77, seis minutos después del gol del delantero polaco, el treinta y cinco de su temporada, el equipo azulgrana fue aún más allá, con un Ferran Torres indetectable que anotó de cabeza el tanto del empate, 2-2.  Ese es el Barcelona. Capaz de todo. Y aún más, cuando el encuentro parecía dirigirse a un empate, cuando ya se alcanzaba el minuto 91, Lamine Yamal se benefició de un rebote en Reinildo para culminar la remontada. La apoteosis del Barcelona. La celebración final fue una poderosa manifestación de la trascendencia de su victoria. La incredulidad en el Atlético se hizo evidente, marcando la desolación en el ambiente. Además, recibieron el 2-4 de Ferran Torres, dejando al equipo rojiblanco con escasas posibilidades en LaLiga. El Barcelona se presenta como inalcanzable para ellos. 

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